04 septiembre 2007

Siempre he escuchado decir que tenemos un doble en este planeta, que todo es par; hasta hoy nunca me he encontrado conmigo misma y la verdad espero que eso no pase, y si yo se encuentra en alguna parte; que no sea cerca de mi, porque con una intensa como yo en estas latitudes, basta y sobra.
Me he pasado la vida tratando de entender las señales, los mensajes, las lecciones que me da Dios y debo decir muy a mi pesar que he fracasado en cada una de esas oportunidades y tengo miedo de que esta no sea la excepción, solo quisiera que mi vida fuera un poquitito más fácil, es verdad siempre he pedido adrenalina, pero Dios siempre se olvida de enseñarme primero las reglas del juego y siempre termino inventándomelas yo y por ende perdiendo.
Me pasó que como nunca, no me proyecté en una linda historia, no hice castillos en el aire, no ensayé una gran balada de amor, solo viví, sentí y experimenté lo que iba surgiendo a medida que iba viviendo, y plaf!, llega en cierta medida lo que siempre he soñado, plaf!, las lindas canciones de amor que me pasaba noches suspirando y diciendo: "¡que daría porque alguien me dijera eso!", de pronto se materializaron y se hicieron carne y estoy realmente aterrada, no se que hacer, no se que decir, no se como actuar, solo se que ésta vez no tengo que salir arrancando, solo debo saber la medida justa de entrega; porque no quiero que esta aventura me cueste la vida.
No quiero ni pensar ni cuestionarme porque una vez que comienzo no paro y tomo una velocidad peligrosa, comienzo con simples preguntas para terminar en verdaderas crisis que me pueden durar una eternidad, simplemente no quisiera despertar los monstruos que habitan en mi; pero tú no me ayudas, tú buscas respuestas, tu buscas salidas y de paso me invitas a mi, y como decir que no si esta aventura la emprendimos juntos; ay! Dios, no seas tan intransigente conmigo y dame una señal, por favor, no me quiero equivocar.